Sacrificio


(tema de febrero)
De un diálogo con estudiantes, resultó una teoría que quiero exponer; y aunque lo que diré lo encuentro casi obvio, observo que los jóvenes se comportan un poco en contravía de estos preceptos.

TESIS: Todo lo que uno haga por otro sin recibir remuneración debe considerarse como un sacrificio.

Lo primero que se nos viene  a la mente es preguntar si dar amor es un sacrificio. Aplicándole la tesis, si se trata de un amor no correspondido, ciertamente lo es. Ya quedaría a criterio de cada quien decidir si vale la pena amar sin que nos amen. En una primera aproximación a este dilema y sin profundizar demasiado, diremos que, como es preciso amar antes para que luego nos amen y alguna de las dos personas deberá tomar la iniciativa de amar sin que lo amen... todavía; para que se dé la relación afectiva, hay que hacer un sacrificio inicial, que con la esperanza de obtener un futuro amor no se siente como tal. Pero queda otra pregunta antes de salirnos del tema del amor y seguir adelante y es: ¿qué es dar amor?

Algunos dicen que es darlo todo sin esperar nada. ¿Dar qué? Todo lo que sea posible dar, aunque yo excluiría el dinero, porque no cabe este ingrediente en la relación afectiva. Y si se realiza algún gastos por el ser amado, tiene que entenderse como "además de" otras manifestaciones de afecto, no "en vez de". En un matrimonio o relación de pareja permanente, tendrá que haber dinero de por medio para la susbsistencia, pero aquí me estoy refiriendo a la relación afectiva solamente.

Aunque muchos finjan amor por conseguir dinero, excluyo este tipo de relación sin entrar a juzguar a quienes, por ejemplo, se casan por dinero. Digamos entonces que amar es darlo todo (tiempo, ayuda física, apoyo moral, consejos, consuelo, cariño, compañía, objetos físicos, etc.) salvo dinero.

Pero si estamos de acuerdo en que en el amor encontramos la mayor fuente de felicidad, vale la pena amar si queremos ser felices e incluso aguantarnos por un "tiempo prudencial", que nunca se sabe cuánto será, mientras nos aman. Y dejemos una última pregunta que responderé a medias: la felicidad que sentimos encontrar en el amor se debe, ¿al hecho de amar o al de ser amados? Si es al amar, el amor sí es un sacrificio. Pero si es sólo cuando nos aman, dar amor se convierte en el "costo" que debemos pagar para obtener amor y entonces la "transacción" se vuelve "un gran negocio", sólo que, como ya lo dije, no nos lo pagan en dinero sino en especie. Sigo adelante.

Cuando hago algún sacrificio, o sea, cuando doy algo sin recibir recompensa, ¿qué puede ser ese algo? Se me ocurre que hay tres tipos de objetos que uno puede dar: dinero, el más evidente y el que se da con más frecuencia, cuando doy una limosna, por ejemplo, o cuando hago una donación para alguna causa social o humanitaria y otros casos similares. Puedo dar también parte de mi tiempo ayudando o trabajando para otro sin recibir remuneración. O dar un objeto físico a guisa de regalo.

Dar dinero es lo más cómodo... cuando se tiene, aunque parezca lo más valioso, porque no nos quita tiempo. Basta abrir la ventanilla del carro y dar la limosna o decirle a la persona que "pase por la plata a mi oficina" y ya. No obstante la plata suelen agradecerla más, porque es muy evidente, muy visible y sirve para obtener muchas cosas. Casi todas...

En cambio dedicarle nuestro tiempo a otro es un sacrificio de enorme valor y significado, así no seamos siempre conscientes de ello, porque aunque suene muy solemne, estamos dando una parte —pequeña o grande— de nuestra vida en la tierra, que es un bien limitado e irremplazable. "Tiempos idos" es una frase clásica que hace frecuente presencia en las canciones populares, aludiendo a la irremplazabilidad del tiempo. Y digamos a modo de moraleja que cuando alguien nos dedica su tiempo gratis, nosotros por cortesía, pero más que todo por justicia, deberíamos manifestarle a esa persona un enorme agradecimiento, aunque de una manera que resulte clara pero discreta, para respetar el principio de que ser demasiado evidente resulta siempre burdo.

El tiempo es lo más valioso que tenemos y dedicárselo a otra persona para que ella —en vez de mí—obtenga beneficio, sin que tenga que pagar nada por ello es un sacrificio enorme que compromete la gratitud sincera de quien recibe el beneficio. "Gracias por su tiempo" debería ser una frase que dijéramos con más frecuencia cuando se da el caso.

Pero hagamos una distinción importante entre dos circunstancias:  si es la persona beneficiaria la que pide el favor (que el otro haga algo por ella) o si es el favorecedor quien se ofrece a ayudar a alguien, al observar la necesidad del otro. En el primer caso, es normal que una persona necesite de otra y si se trata una acción que no exige mayor esfuerzo ni tiempo (¡Oh, el tiempo!) y existe además algún lazo afectivo entre las dos personas, es normal que esa persona le haga el favor sin costo. En el segundo caso, cuando la ayuda es iniciativa de quien la brinda, hay méritos adicionales que se le agregan a la acción. La muestra de sensibilidad humana de la persona que se percató de la necesidad del otro y la muestra de generosidad de ofrecer ayuda, dedicándole al otro lo más valioso que tiene que es su tiempo, sin que él otro se lo hubiese pedido e inevitablemente sin poner límite de tiempo, porque quien ofrece voluntariamente un favor está diciendo implícitamente estar dispuesto a hacer por el otro lo que se necesite, por el tiempo que se necesite... y sin costo. Es deber del beneficiario no abusar, pero una vez comprometido en hacer el favor, es difícil zafarse antes que quede satisfecha la necesidad que generó la situación.

Y aquí le sale otra rama al árbol de la vida. Es diferente pedir un favor a alguien, cuando la acción es totalmente ajena a la profesión u oficio de esa persona, a pedir un favor en labores que forman parte del "rol habitual de sus negocios". Pedirle a alguien que haga un trabajo gratuito dentro de su profesión implica un sacrificio adicional, porque si le estuviera haciendo ese trabajo a otro, recibiría una remuneración a la que está renunciando.

Cuando alguien le dedica parte de su tiempo a otro en forma gratuita, quien recibe el beneficio tiene una obligación adicional aparte del agradecimiento que ya mencioné, y es que debe hacer un esfuerzo para no sumarle nuevos sacrificios al favor.  No debe hacerlo esperar en ningún caso, porque estaría aumentando la cantidad de tiempo que le va a dedicar y esto es un abuso, palabra que encaja muy bien en este caso porque 'abusar' es usar (al otro) en exceso. Debería evitar que el favorecedor tenga que desplazarse, porque sería un sacrificio adicional y porque comenzaría de dedicarle su tiempo un poco antes mientras el beneficiario lo espera tranquilo "en su rincón". Es el beneficiario quien debería desplazarse para ir al encuentro de su favorecedor. Tampoco debe dejar que el favorecedor incurra en ningún costo lo que sería un sacrificio más. Todos los costos deben correr obviamente por cuenta del beneficiario. Es lo mínimo que debe hacer en contraprestación.

Aparte del dinero y el tiempo ya mencionados, podría brindar ayuda física, que implica a su vez tiempo.
La ayuda física, dicho "científicamente", implica dedicar tiempo y energía a otro. Doble sacrificio. Por eso, ayudarle a alguien a realizar alguna labor es un doble sacrificio. Aparte de hacerlo para él, implica también hacerlo por él, o sea, en vez de él y sin pago de por medio. Se ve entonces lo valiosas que son las personas que dedican, ya no parte de su tiempo, sino toda una vida a trabajar por los demás. Sacrificio enorme. Pero la Naturaleza que es sabia,  que todo lo compensa y que no deja a nadie sin remuneración,  devuelve con creces ese sacrificio, si nos acogemos a la tesis de Bertrand Russell quien en su libro "La conquista de la felicidad" nos dice que solamente las personas que se dedican a trabajar por lo demás son verdaderamente felices. El resto creen ser felices sin serlo. Es una bella idea que tiene todos los visos de ser cierta, si observamos que las personas que realizan labores sociales lo hacen con un entusiasmo y una tenacidad como si estuvieran recibiendo fabulosos sueldos. Pero si la tesis de Russell es cierta, están recibiendo el más grande de los salarios: su propia felicidad.

Podemos dar también objetos físicos, aunque esto nos devuelve al tema del amor que suele ser muy abundante en regalos y valga la aclaración de que es diferente dar regalos qaue dar dinero. Dar un regalo contiene un ingrediente afectivo que, a mi parecer, no tiene el dinero. Por eso le tengo una gran aversión a las llamadas "lluvias de sobres"; y también a "la noche de los regalos" que precede las fiestas matrimoniales, pero por otro motivo del que algún día hablaré. Ya dije lo cómodo que es dar dinero, cuando se tiene, porque no compromete tiempo. El dar un objeto de regalo implica un componente afectivo, si exige dedicarle tiempo, comprándolo. Por eso es distinto regalar un objeto que se ha ido a buscar pensando en los gustos de quien lo recibirá, a regalar un objeto de los que la persona vende en su negocio comercial. Si lo fabrica la misma persona, recupera su componente afectivo por el tiempo (gratuito) dedicado a su fabricación. Observen qué maraña de significados tienen las cosas que regalamos y que no siempre valoramos.

Y llegamos al sacrificio máximo: el de dar la vida por otra persona. Me parece un tema tan profundo, tan sublime y tan trágico, pero a la vez tan valioso y evidente, que prefiero no hablar de él. Cuando me haya pasado la emoción, diré algo sobre tan sensible asunto.

SUPER-ÑAPA: Al hacer una revisión final del texto antes de "echarlo al aire" observo que he calificado como sacrificio máximo tres actos: dar amor, brindar ayuda física y dedicarle tiempo a otro. No hay ninguna contradicción. El amor, aparte de que implica ayuda física (en el sexo, por ejemplo, y perdonen que sea tan explícito) nada en el mundo quita tanto tiempo como el amor. O sea que abarca todo y requiere además una total incondicionalidad. Al llamado del amor no se puede responder con un "Sí, pero..." sino con "¡Sí, pa' las que sean!" como dicen ahora los muchachos... de las nuevas generaciones.

btemplates

0 comentarios:

Publicar un comentario